Marta y Jose Alberto son especiales.
Fue una delicia pasear con ellos por Madrid recorriendo la geografía de su amor.
Acompañarles al lugar de su primer beso, al lugar donde bailaron juntos por primera vez, al lugar donde Jose Alberto le pidió matrimonio a Marta. Fue como pasear por un recuerdo que no conocía.
Con Marta he compartido algunas aventuras vitales y nos unen muchos intereses. Me gustó mucho acompañarla también en esta, ver como ha crecido, y conocer a Jose Alberto, un tipo culto e inteligente. Se quieren mucho. Me encanta ver como algo tan absoluta y a la vez tan abstracto se concreta en proyectos de vida. Me hace confiar en la humanidad. En que hay alegría, valentía y cuidado.
Me sentí muy contento de que confiase en nosotros para realizar el reportaje de su boda.
Una boda que desde luego, fue diferente.
Ya puedo decir que he estado en una boda de psicoanalistas lacanianos, mientras la preciosa luz de junio de la ciudad de Madrid ilustraba bailes, lágrimas y sonrisas de emoción delante de mi cámara.
Que es algo que no puede decir cualquiera.
Amo mi trabajo.